Teodora de Bizancio
Pasaje de la Historia sobre Teodora de Bizancio del programa la Rosa de los Vientos narrado por Juan Antonio Cebrían.
Las fuentes históricas principales de su vida son las obras de Procopio, contemporáneo suyo, escriba del general Belisario. Sin embargo, el historiador ofreció tres representaciones contradictorias de la Emperatriz. En la Historia de las Guerras, la caracteriza como una emperatriz influyente y llena de coraje.
Después, escribió la Historia secreta, que no fue publicada en el momento de acabarla. La obra revela a un autor que devino profundamente desilusionado con el emperador Justiniano, la Emperatriz e incluso con su patrón Belisario. Justiniano es caracterizado como cruel, corrupto, despilfarrador e incompetente; para Teodora, la lectura se trata de un retrato detallado y excitante de vulgaridad y lujuria insaciable, combinado con mal genio y calculada maldad; Procopio incluso clama que ambos eran demonios cuyas cabezas se vieron abandonar sus cuerpos y deambular por el palacio por la noche. Sobre los edificios, escrito al mismo tiempo que la Historia secreta, es un panegírico que representa a Justiniano y a Teodora como una pareja pía con tono adulatorio.
Además de su piedad, su belleza es excesivamente alabada. Aunque Teodora ya había muerto a la hora de publicar esta obra, Justiniano seguía vivo, y probablemente la encargó. Su contemporáneo Juan de Éfeso escribe acerca de Teodora en su obra Vidas de los santos orientales. Menciona una hija ilegítima que no nombró Procopio.2 Otros historiadores presentan información adicional de su vida. Teófanes el Confesor menciona algunas relaciones familiares de Teodora como otras no mencionadas por Procopio. Miguel el Sirio, la Crónica de 1234 y Bar-Hebraeus sitúan su nacimiento en la ciudad de Daman, en Siria. Contradicen a Procopio haciendo a Teodora la hija de un sacerdote, entrenado en las pías prácticas del monofisismo desde su nacimiento. Estas son fuentes miafisitas tardías que recogen su descripción entre miembros de su credo.
Los miafisitas han tendido a considerar a Teodora como uno de los suyos, y puede haber sido inventado como una forma de mejorar su reputación. También entran en conflicto con lo dicho por Juan de Éfeso, contemporáneo miafisita.3 Estas fuentes suelen ser desestimadas en favor de la versión de Procopius.