Publio Cornelio Escipión

Edad Antigua AC - 236 AC

Pasaje de la Historia sobre Publio Cornelio Escipión del programa la Rosa de los Vientos narrado por Juan Antonio Cebrían.

Mientras Catón el Censor reprimía las sublevaciones en Hispania, Roma vencía a Filipo V en la batalla de Cinoscéfalos. En 190 a. C. Lucio Cornelio Escipión, el hermano de Escipión el Africano y Cayo Lelio fueron electos cónsules. Lucio, fue nombrado general del ejército que debía desembarcar en Asia Menor (Turquía) y enfrentarse con Antíoco III.

Publio marchó con él como su legado, aunque muchos historiadores consideran que era él quien dirigía realmente el ejército. En la guerra contra Antíoco, el joven hijo de el Africano, que acompañó a su padre, cayó en manos del rey de Siria. Éste ofreció liberar a los cautivos sin rescate, si el Africano obtenía para él una paz favorable, pero aunque el padre rechazó su propuesta, Antíoco envió de vuelta a su hijo mientras él estaba ausente del ejército como consecuencia de la enfermedad. Los ejércitos romanos y sus aliados de Pérgamo se enfrentaron con las tropas sirias en la Batalla de Magnesia, en 190 a. C. Antioco III no escuchó los consejos de Aníbal acerca de cómo debía situar las tropas, despreciándolo por ser un general extranjero, e hizo caso a sus consejeros que propusieron un plan que los llevaría a la derrota absoluta y a una gran victoria para Roma. Antíoco III tuvo que ceder tierras a los aliados de Roma y pagar un fuerte tributo. Aníbal huyó al saber que iba a ser entregado a los romanos, refugiándose en la corte del rey de Bitinia, allí pasó unos años como asesor militar del rey hasta que el Senado romano mandó soldados a apresarlo, por lo que, al enterarse, se suicidó en 183 a. C. Lucio Cornelio Escipión recibió por el éxito de esta campaña el sobrenombre de "el Asiático".

El Africano regresó a Roma con su hermano Lucio después de la finalización de la guerra en 189 a. C., pero sus últimos años fueron amargados por los continuos ataques de sus enemigos. Poco después de su regreso, él y su hermano Lucio fueron acusados de haber recibido sobornos de Antíoco para tratar al monarca con poco rigor, y de haberse apropiado de una parte del dinero que había pagado Antíoco al estado romano. La acusación fue sostenida por M. Porcio Catón. En 187 a. C., dos tribunos de la plebe en el nombre de Petillii, instigados por Catón y los demás enemigos de los Escipiones, requieren a Lucio Escipión que diera cuenta de todas las sumas de dinero que había recibido de Antíoco. Lucio elaboró, por consiguiente sus cuentas, pero cuando estaba en el acto de la entrega, el orgulloso Africano indignado se las arrancó de las manos y las rompió en pedazos ante el Senado.

Esta altiva conducta parece haber producido una impresión desfavorable, y su hermano es llevado a juicio en el curso del mismo año, declarado culpable y condenado a pagar una fuerte multa. El tribuno C. Minucio Augurino ordenó que lo llevaran a la cárcel y allí estuviera detenido hasta que el dinero fuese pagado; ante lo cual el Africano, más enfurecido aún con este nuevo insulto a su familia, rescató a su hermano de las manos de los oficiales del magistrado. Las propiedades de Lucio, sin embargo, fueron confiscadas, y, aunque no eran suficientes para pagar la multa, sus clientes y amigos contribuyeron generosamente para saldarla. El éxito de la persecución de Lucio, envalentonó a los enemigos del mismo Africano. Su acusador fue M. Nevio, tribuno del pueblo, y la acusación no se hizo hasta el final de 185 a. C.. Cuando el juicio se inició, Escipión no se dignó decir una sola palabra para refutar los cargos que se habían hecho contra él. Escipión posteriormente abandonó Roma, y se retiró a su casa de campo en Liternum. Los tribunos deseaban renovar la persecución, pero Graco sabiamente los persuadió para que abandonaran la acusación.