Marqués de Esquilache vs el Pueblo de Madrid

Edad Moderna - 1700 DC

Pasaje de la Historia sobre Marqués de Esquilache vs el Pueblo de Madrid del programa la Rosa de los Vientos narrado por Juan Antonio Cebrían.

El nombre de Esquilache es la castellanización del italiano Squillace, municipio marítimo de la provincia de Catanzaro, en la italiana Calabria. Es la antigua Skyllition de la era helénica. Las primeras referencias ciertas a Leopoldo di Gregorio se encuentran hacia sus cuarenta años, combatiendo en Italia. Retirado más tarde a su natal Messina, en 1748, el futuro rey de España Carlos III (entonces Carlos VII de Nápoles), le nombró inspector de aduanas. Aquí se inició su vinculación al monarca, que sería de por vida. Más tarde se ocupó de la secretaría de hacienda del Reino de Nápoles. La entronización de Carlos III como rey de España en 1759 llevó al marqués junto a la Corona de nuevo. Nombrado primero en la Hacienda real, pasó pronto a ocupar la secretaría de Guerra en 1763.

Con la absoluta confianza de Carlos III para llevar a cabo las reformas ilustradas, se convirtió en mano derecha del rey y, junto al marqués de la Ensenada, inició cambios encaminados a la modernización del país. Sin embargo, contó con la manifiesta hostilidad de la mayoría de la nobleza presente en la corte, que le vio como un extranjero empeñado en aplicar sin medida el despotismo ilustrado. Se enemistó con la entonces población española por sus medidas de control, que concernían hasta la vestimenta —detonante formal del conocido como Motín de Esquilache—, para evitar que se ocultasen armas de fuego bajo capas o faldones. La Iglesia, airada con su política anticlerical, se opuso a las medidas que la obligaban a la no confiscación libre de bienes sin antes recurrir al Estado y a la obligación de pagar tributo por los bienes que tuviera en desuso.

Por el contrario, su buena administración fue bien acogida en las reformas de la villa de Madrid, que incluyeron saneamiento y alumbrado, además de mejoras notables en el trazado urbano que han perdurado y permitieron que a Carlos III se le llamase con el transcurrir del tiempo «el mejor Alcalde de Madrid». Estableció por vez primera la administración de rentas y aduanas en América, más concretamente en la Luisiana y Cuba, así como servicios permanentes de intendencia para las tropas allí desplazadas.