China, Cincuenta y cinco días en Pekín
Pasaje de la Historia sobre China, Cincuenta y cinco días en Pekín del programa la Rosa de los Vientos narrado por Juan Antonio Cebrían.
Los bóxers empezaron a incrementar su actividad en Shandong en marzo de 1898. El detonante de la rebelión ocurrió en una pequeña aldea de la provincia, donde unos misioneros demandaban la entrega de un templo local que según ellos era una antigua iglesia católica confiscada por el emperador Kangxi (1661–1722), en fuerte oposición a los lugareños. Las autoridades locales mediaron en el conflicto, fallando a favor de los misioneros y entregándoles el control del edificio. Como respuesta, los campesinos se sublevaron y atacaron la reconstituida iglesia bajo el mando de los bóxers. La extensión de la rebelión coincidió con la llamada Reforma de los Cien Días (del 11 de junio al 21 de septiembre de 1898), impulsada por el emperador Guangxu con el fin de modernizar la administración, cosa a la que se oponía fuertemente su tía, la emperatriz Cixi que temía perder su poder omnímodo en la corte debido a estas innovaciones. Tras una primera derrota de los bóxers a manos del ejército chino en el mes de octubre, los rebeldes proclamaron su obediencia fiel a la autoridad imperial o, con mayor exactitud, su lealtad a la emperatriz Cixi, quien decidió usarlos como instrumento para destruir toda influencia extranjera en China y asegurar su propio poder político frente a los funcionarios con ideas reformadoras. Así, el gobierno chino, fuertemente controlado por la emperatriz, dictó varias leyes en favor de los bóxers a partir de enero de 1900, mientras que éstos concentraron sus ataques contra los misioneros y conversos al cristianismo. Las crecientes protestas de los gobiernos occidentales fueron desoídas.