Aníbal vs Publio Cornelio Escipión
Pasaje de la Historia sobre Aníbal vs Publio Cornelio Escipión del programa la Rosa de los Vientos narrado por Juan Antonio Cebrían.
Nacido en la familia patricia de los Escipiones, Publio comenzó su carrera militar bajo los auspicios de su padre, del mismo nombre (cónsul de 218 a.C., que caería en Hispania en 211 a.C.), y la ayuda de su tío Cneo.
Siendo joven todavía, le sorprendió la invasión de Italia por los ejércitos cartagineses de Aníbal Barca y tuvo su primer encuentro con el mismo en la Batalla del Tesino. Acompañaba entonces a su padre, por entonces cónsul, y se le había asignado el mando de una turma (escuadrón de caballería) en la retaguardia, alejado del peligro. Durante la lucha su padre fue herido y Publio, que entonces tenía 18 años, ordenó a sus hombres que le siguiesen para rescatarle.
Viéndolos vacilar, cargó él solo, haciendo avergonzar a los soldados, que no tuvieron más opción que seguirle. Finalmente un grupo de jinetes rodeó al cónsul, logrando rescatarle. Más tarde el padre quiso recompensarle con la corona cívica (a la que tenía derecho, por haber salvado a un ciudadano), pero él la rechazó, aduciendo que la acción en sí ya era una recompensa.
Hay versiones que indican que en realidad fue un esclavo ligur quien rescató al padre de Escipión. Sin embargo, la reacción de rechazar el premio encaja con la personalidad del futuro general. También participó en la Batalla de Cannas, la mayor derrota militar romana hasta la Batalla de Arausio. Se destacó luego de la derrota, cuando algunos patricios romanos, totalmente desalentados y viendo un futuro sombrío para Roma, quisieron desertar y ofrecer sus servicios en el extranjero. Quedaron en realizar una reunión para debatir el asunto. Al enterarse, Escipión interrumpió la junta y les instó a usar esa energía por el bien de Roma. Les obligó a jurar lealtad a su patria bajo pena de matar a quien no lo hiciera. Todos lo hicieron, uno por uno, temerosos y avergonzados de sus actos (incluso Quinto Fabio Máximo, hijo de Fabio Máximo, el mayor enemigo político de la familia Escipión). Debido a estas acciones Escipión ya se había ganado el favor del pueblo hasta tal punto que fue nombrado por unanimidad edil curul en el año 212 a. C., aunque no tenía aún la edad preceptiva. En esta ocasión ya dio indicios del orgullo que le caracterizó durante toda la vida pues, cuando los tribunos de la plebe se opusieron a la edilidad que solicitaba, él respondió con altivez: "Si todos los quirites desean hacerme edil, tengo los años suficientes".
Después de Cannas, la situación llegó a su punto crítico cuando los ejércitos romanos enviados por el Senado a Hispania, con el objetivo de acabar con las bases cartaginesas en la región, fueron aniquilados por Asdrúbal Barca, hermano de Aníbal, muriendo en dichos combates Publio y Cneo Cornelio Escipión, padre y tío respectivamente de Escipión el Africano, a causa de la traición de los mercenarios celtíberos. Cayo Claudio Nerón fue enviado como propretor para reemplazarlos. Al año siguiente (210 a. C.) los romanos decidieron reforzar su ejército en Hispania, y colocarlo bajo el mando de un procónsul. Pero cuando el pueblo se reunió para elegir a un procónsul, ninguno de los generales con experiencia se atrevió a demandar tan peligroso comando. Fue entonces cuando el joven Escipión aprovechó la oportunidad. A pesar de que, con 24 años, no tenía edad para ocupar dicho puesto, fue elegido por unanimidad, siendo una excepción a la regla, tolerada por la precaria situación de Roma. Después de la votación mucha gente se preguntó si había votado correctamente, ya que el muchacho carecía de experiencia militar y aún se encontraba de luto.
Pero a Publio le bastó con un discurso para calmar los ánimos. Así, en el año 211 a. C. se autopropuso para procónsul, pero el Senado acabó negándose, encabezado por Quinto Fabio Máximo, y fue enviado a Hispania con sólo el grado de general, con un imperium sobre las legiones en Hispania, sin tener ningún título debido a su poca experiencia y a su juventud. Fue enviado a Hispania con un nuevo ejército constituido por dos legiones, y un consejo asesor de militares prestigiosos. Tenía sólo 24 años, carecía de suficiente experiencia militar, y nunca había ejercido ningún cargo importante en la República. Su ascenso se debió principalmente a la simpatía que causaba en el pueblo por su juventud, oratoria y por la desgracia de su familia, el derecho de cuya venganza había reivindicado para sí.