Pedro I, el Cruel vs Enrique II de Trastamara

Edad Media - 1334 DC

Pasaje de la Historia sobre Pedro I, el Cruel vs Enrique II de Trastamara del programa la Rosa de los Vientos narrado por Juan Antonio Cebrían.

Pasado algún tiempo surgió la guerra con Aragón. La causa fue que nueve galeras aragonesas, armadas por mosén Francisco de Perellós, con licencia del rey Pedro IV el Ceremonioso para ir en auxilio de Francia contra Inglaterra, arribaron a Sanlúcar de Barrameda en busca de víveres y apresaron en aquellas aguas a dos barcos de la República de Génova, que entonces se encontraba en guerra con Aragón. Pedro I, que se hallaba en dicho puerto, requirió a Perellós para que abandonase su presa; y como el aragonés no lo hizo, el rey castellano se quejó a Pedro IV, quien regateó las satisfacciones. El rey de Castilla, previa declaración de guerra, rompió las hostilidades, que hasta principios de 1357 se limitaron a escaramuzas. Antes se había embarcado en Sevilla y perseguido con algunas galeras a Perellós hasta Tavira, pero no pudo darle alcance.

En la lucha entre los dos reinos cristianos, Enrique, con otros castellanos favoreció a Pedro IV, y el infante Fernando, hermano del rey de Aragón, ayudó a Pedro I. Entre los dos monarcas mediaron cartas de desafío, el cual no llegó a verificarse por exigir el aragonés que Pedro I acudiera al campo de Nules, mientras el castellano lo emplazaba ante los muros de Valencia, ciudad que tenía sitiada Pedro I y a cuyo socorro parecía natural que acudiese el soberano de Aragón. En 1357, Pedro entró en tierras de Aragón y se apoderó del Castillo de Bijuesca y de Tarazona el 9 de marzo. En aquel tiempo hizo ejecutar a Juan de la Cerda, cuñado del anteriormente decapitado señor de Aguilar de la Frontera, Alfonso Fernández Coronel. Por las instancias de un cardenal legado, el 8 de mayo se firmó entre ambos reyes una tregua de un año. Pedro I regresó a Sevilla; una vez más desoyó los consejos del Papa, que en un breve le recomendaba el respeto a su esposa legítima; preparó las fuerzas que debían continuar la lucha contra Aragón; para proporcionarse recursos profanó los sepulcros de Alfonso X el Sabio y de la reina Beatriz de Suabia, despojándolos de las joyas de sus coronas; tuvo amores con Aldonza Coronel y en vano trató de seducir a una hermana de ésta llamada María, viuda del ejecutado Juan de la Cerda e hija de Alfonso Fernández Coronel. Según una leyenda muy popular en Sevilla, donde tiene una céntrica calle dedicada, María Coronel se retiró al convento sevillano de Santa Clara para huir de las apetencias del rey. En cierta ocasión, viéndose asediada por éste hizo uso de su «valerosa pudicia, y viendo no poderse evadir de su llevada al Rey, abrasó con aceite hirviendo mucha parte de su cuerpo, para que las llagas la hiciesen horrible, y acreditasen la leprosa, con que escapó su castidad a costa de prolijo y penoso martirio, que le dio que padecer todo el resto de su vida». Después de esto, María Coronel fundó el convento de Santa Inés en Sevilla y se convirtió en su primera abadesa. Su tumba se encuentra en medio del coro de dicho convento y su cuerpo incorrupto puede contemplarse en una urna de cristal todos los días 2 de diciembre, fecha del aniversario de su muerte. Se afirma incluso que aún se pueden apreciar en su cuerpo los restos de su acción.